Todas y todos hemos oído en algún momento de nuestras vidas que tenemos la capacidad para sanarnos a nosotras mismas, esto particularmente en el marco de procesos holísticos y alternativos de medicina (del vocablo latín Medicina que significa curar).
Es decir desde la medicina occidental una persona no puede autocurarse un cáncer, necesita de factores externos que “sanan” la enfermedad. Pero lo que realmente hace la medicina oficial es detener la enfermedad, mas no curarla de raíz. Curar una enfermedad en el físico no significa que también se haya aliviado el estrés emocional y psíquico que formaban parte de ella, lo que puede significar que la enfermedad o padecimiento reaparezca.
Desde una perspectiva holística, la medicina no tiene la capacidad de sanarnos, sólo permite un alivio temporal, una cura de los síntomas, un estado de bienestar temporal en el cuerpo físico lo cual es necesario para poder sanar de verdad, encontrar la causa de la enfermedad y erradicarla.
Cuando hablamos de sanación, nos referimos a un proceso de recuperación natural y perfecta de un equilibrio y armonía en todos los aspectos de tu vida: físico, mental, emocional y espiritual. La sanación además aporta crecimiento personal. Quien de verdad se sana no vuelve a padecer ni las molestias ni la enfermedad que curó pero también se sitúa un peldaño más arriba en su nivel evolutivo.
Esto nos deja ante una gran verdad Tú eres la única dueña de tu salud. Caroline Myss en su libro Anatomía del espíritu: La curación del cuerpo llega a través del alma, señala, como muchos otros autores, que cada uno de nosotras/os somos responsable de la creación de nuestra salud y por ende de la creación de las enfermedades que padecemos. Y desde esta perspectiva sólo nosotras mismas podemos curarnos.
Así pues sanarnos pasa de ser un proceso pasivo que se deja en manos de otras personas, las y los médicos generalmente[i], a un proceso activo e interno que implica investigar las actitudes, los recuerdos y las creencias que nos enfermaron con el deseo de liberarse de todas las pautas negativas que impiden la total recuperación emocional y espiritual. Esta revisión interna conduce inevitablemente a la activación de la voluntad: la voluntad de ver y aceptar las verdades de la propia vida y de la forma en que se ha utilizado la energía; y la voluntad de utilizar ésta para crear amor, autoestima y salud.
En otras palabras, sanar es hacerse cargo de una misma porque de tu participación plena dependerá el éxito. Es un proceso profundo e intenso, conlleva mucha energía, mucho tiempo y mucha paciencia. Y es que sanar algo que nos ha carcomido lentamente durante 20, 30, 40 años no se hará en 2 meses, eso tenlo por seguro.
Además un proceso de sanación implicará batallar con el ego, que intentará mantenernos “seguras” dentro de lo que conocemos y se resistirá a los cambios que broten del alma. Sanar es sangrar, supurar, doler y al fin soltar. Es pasar por sucesivos estados de enojo, de tristezas, de necesidad de soledad y silencio.
Y esta es la razón por la cual la sanación holística no es asumida por todas las personas, al final es más fácil culpar a un virus o a unas células de lo que nos pasa que aceptar que nosotras mismas nos provocamos lo que estamos viviendo.
Sanar es pues sólo para valientes, para aquellas personas que se animan a adentrarse en su alma y escucharla para seguir su guía y dirección.
Y aquí viene la buena noticia, si decides sanar, no estás sola y aunque somos nosotras, tú y yo, el verdadero canal de sanación, existen diferentes herramientas como las terapias Reiki, que pueden ayudarte a desbloquear la energía y a vibrar más alto, lo que a su vez te permitirá escuchar más claramente los mensajes de tu alma, encontrar el origen de tu enfermedad y te soportará energéticamente para que vivas esas emociones que te enfermaron. Este tipo de terapia también aporta herramientas para remplazar patrones negativos con patrones de pensamiento positivos porque algo es cierto, sanar empieza en la mente.
Así que aunque suena, y es un trabajo
arduo, te aseguro que sanar es maravilloso,
es un acto de amor por ti misma que te permitirá vivir libre y feliz.
[i] Con esto no quiero decir que no acudamos a la medican tradicional, al contrario, el alivio físico nos permite trabajar mejor nuestras otras dimensiones.